Un proceso orgánico.
Aquí no hay una historia épica de superación ni un momento iluminador que lo cambió todo. No nos despertamos un día con la revelación de que debíamos fundar una consultora revolucionaria.
La realidad es mucho más sencilla: llevábamos años metidos en el mundo de las asesorías, los negocios y las relaciones profesionales. Conocíamos el sector por dentro y, sin darnos cuenta, ya estábamos ayudando a conectar talento con empresas.
Fue un paso lógico. Teníamos los medios y el conocimiento. Así que decidimos hacer lo que siempre habíamos hecho, pero de forma estructurada y con un propósito claro: ofrecer un servicio de selección realmente especializado.
Sin fuegos artificiales, sin discursos grandilocuentes. Simplemente, FiscalTalent tenía sentido.